La abuela

       En la entrada anterior comentaba que tenía intención de llevar todo esto, llamémosle Operación Inflado de Flotador aprovechando la temática veraniega, en secreto hasta donde fuera posible. Así lo hemos acordado y nadie va a enterarse.

       Nadie... salvo una única excepción.
Alguien en quien había pensado desde el principio hacer partícipe del Inflado de Flotador por si necesitaba que me echaran un cabo. Alguien que podía encubrirme a la perfección y haría desaparecer cualquier pista o indicio. Alguien capaz de pasar por invisible, una mera sombra, si se lo proponía. Alguien que podía infiltrarse si las circunstancias lo requerían. Alguien que jamás se iba a ir de la lengua ni bajo tortura. No estoy hablando de una persona corriente, sino de alguien a la altura del mejor PROFESIONAL.

       De esta guisa entraba yo ayer a la cocina donde me aguardaba mientras leía un libro, se había percatado de mi presencia, pero continuó leyendo con interés el pasaje que tenía entre manos. Nada le hacía sospechar la que se le venía encima...


—Vas a tener un nieto — un leve temblor sacudió momentáneamente la cubierta del libro —... o una nieta. 
—¡¿QLKF?!
—¡Hala, qué cara!
—...¡gfffñdnfscñog!
Sí, tengo a veces una vena un tanto malévola, una tiene sus pequeñas diversiones... Y de verdad que a la pobre mujer no se le entendía nada.

        Después de averiguar qué fue del libro, y que la sangre le volviera por momentos al área de broca (parte del lóbulo frontal implicada en el habla), ya le expliqué a mi madre con más calma que no estaba embarazada ahora, no; que eso venía después. Lo que quería decir era que por fin me había decidido a ser madre, pese a tantos años esquivando esa posibilidad. Padrerizo y yo estábamos de acuerdo en traer un churumbel al mundo, que nos parece que está poco poblado, así que incluso habíamos empezado a mover ficha con los especialistas. 
Ella estaba feliz como una perdiz, completamente exaltada. Jamás pensó que llegara a tomar la desición. De hecho, sabiendo que no me llamaba la atención ser madre, nunca había querido pronunciarse sobre ello probablemente por no presionar. Salvo en una ocasión, en la que me lo confesó así como quien no quería la cosa. Se le escapó y por primera vez supe que le hacía una ilusión tremenda ser abuela.
La conversación dio bastante de sí, fue una entrañable charla entre madre e hija donde compartimos muchas cosas y nos sinceramos. De esas en las que se pierde el tiempo en alas de todo tipo de impresiones y nos damos cuenta de que todavía podemos aprender más cosas la una de la otra. Y por supuesto ella ha accedido ilusionada a ser mi cómplice.

—Te lo agradezco, mamá, no sabes cuánto. De verdad no me gustaría que lo supiera nadie, no sé... creo que es mejor así. ¡Buenas noches!
—¡bwfjefas nfoesgg!




4 comentarios:

Unknown 16 de julio de 2013, 21:23  

Jaja, qué sock debió de darle a la pobrecilla.
Yo también se lo dije a mi madre al principio, aunque cuando ya teníamos el embarazo, y es un apoyo muy bueno, sobre todo si las cosas no salen normales (o si al ser primeriza no sabes si algo es normal o no lo es).
Yo me quedé con ganas de haber grabado la cara que puso. ¿no te pasa lo mismo?

Anónimo,  17 de julio de 2013, 10:08  

¡Jajaja! Que te guarde el secreto será lo más difícil.

A Cuadros 17 de julio de 2013, 13:20  

Y tanto que me quedé con las ganas. Un momento tan clave habría sido genial inmortalizarlo. La habría puesto al comienzo del álbum familiar, ¡jajaja!

Yo al final opté por contárselo desde el principio porque quizá sea un tanto arduo el tema de quedarme embarazada. Así que entre que ella iba a notar que algo me pasa, que quizá iba a necesitar apoyo femenino o alguna ayuda extra cuando Padrerizo no pueda estar (y que me hacía gracia decírselo porque sabía lo que le ilusionaba ser abuela)... pensé que era lo mejor.

A Cuadros 17 de julio de 2013, 13:27  

Planeandoserpadres, menos mal que ella es muy centrada para esas cosas y si no tiene que decir nada, pues disimula. Pero que le va a costar fijo, ¡la noticia fue como un cañonazo para ella! Y yo que la conozco, sé que en su cabeza le estará dando al run-run todo el día, proyectando situaciones futuras, haciendo planes... Vamos, que a estas alturas ya tendrá todo el culebrón montado ahí dentro.

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